Doble Opuesto

Como todas las noches miré el cielo mientras botaba el humo del cigarro, era costumbre. Primero al norte, luego al sur, como de costumbre, pense lo mismo. Asi mismo, bajé la cabeza y boté el aire... tambien como lo acostumbraba siempre.Al levantar la cabeza el paisaje cambió, y se asomó por mi nariz un aroma distinto al de siempre, olor a harina de pesacado. El cielo estaba nubladoy corría una brisa iracunda desde el noroestesureste... nunca supe donde estaba el norte ni menos el sur. Extrañamente, envejecí y los pensamientos me dejaron, los miedos se llevaron a cabo y el resto se fue al carajo.Llevaba paseando largo rato y ese patio se volvió pequeño, el pasto se hizo cemento, la distancia con el piso cambio drásticamente. Estaba en un departamento.Solté la última bocananada de humo, y las montañas volvieron donde siempre estuvieron, la noche volvió a tener esa exquisita insipidez y el viento dejo de silbarme.Tiempo después, la rutina no cambió mucho, ese sórdido sueño me abandonó y volví a dormir tranquilo. Fue como si el tiempo se hubiese detenido por un momento y las cosas dejaran de pasar, porque asi era donde yo vivía. Más aún, la gente en la calle me saludaba y me miraba con respeto, al mismo tiempo que yo me jactaba de sentirme un escaño más arriba.

Hace tres noches que no duermo, y tengo que volver a levantarme en la mañana, en dos horas más, son las cinco. Anoche me tomé unos tragos solo, me bajó una extraña nostalgia y salí a fumarme un cigarro mientras caminaba, hacía frío y se me congelaba el aliento. Entré al primer bar que encontré, me senté y pedí algo. Después de un par de copas me volvi al departamento, salí al balcón y encendí otro cigarro, era terapéutico, lo hacía cada vez que sentía que algo andaba mal. Como de costumbre encendí el cigarrillo y empecé a caminar en círculos por el balcón. De una forma extraña sentí como se secó el aire alrededor mío y cómo mis pies se depositaron en una superficie más balnda, era pasto. Cerré los ojos, me llevé el cigarro a los labios y una voz me sacó del trance. Vi a mi lado y todo estaba en orden.Hace tres noches que no duermo, hace tres días que tampoco me baño ¿Para qué bañarme si mi consciencia va a seguir sucia? No cambia nada, prefiero este quietismo a buscar y tantear caminos ajenos.

Caminaba por la calle y una imágen bohemia, oscura y tormentosa me corrompió. Me volvió a salir barba y ahi estaba yo, sentrado en la acera con una botella en la mano desperdigando maldiciones por estar tan maltrecho. Ahí estaba él, con su asquerosa perfección, ahí estaba yo con mi maldita catástrofe.

Estaba sentado, borracho, cantando estupideces, llevaba una semana sin dormir, ¿o eran dos?, ya había asumido mi insomnio, ya me había acostumbrado a vagar por las noches y a encontrar el rumbo cuando volvía al departamento. Me lleve el cigarro a la boca y de pronto caminaba por un lugar ajeno y con prisa, tenía un rumbo y miraba el reloj constantemente diciéndome "no voy a llegar". Y ahí estaba él, sentado en la vereda, contemplando el vacío de mi vida y el sinsentido de mis preocupaciones.

El borracho se puso de pie, el hombre que caminaba de prisa se detuvo. Caminaron el uno hacia el otro. Se miraron fijamente. El ambiente se congeló. Entonces ambos bajaron la cabeza. El tiempo se detuvo. El sonido quedó mudo. La noche se hizo aún mas intensa. Levantaron la cabeza y respiraron profundo.El cielo que se suele ver, es el mismo que todos ven en un determinado momento, sólo cambia la perspectiva. La imagen nuestra no es absoluta.Ambos hombres, se dieron la espalda mutuamente, y al salir del baño ya todo volvió a ser como antes, sólo que esta vez el baño tenía el espejo roto.