miércoles, diciembre 27, 2006

Santiago no duerme

Eran cerca de las 6 de la mañana y la luz salia en forma incipiente detrás de las montañas. El frío no era tan intenso como hubiese esperado, más que nada por la subjetividad del momento y el calor que manaba desde dentro de él en ese instante.
Miró para afuera, y descubrió cómo una ciudad ajena le mostraba un lado amable, entonces, lamentó por un momento que aquello que él siempre habia pensado era cierto: que en realidad el había estado todo este tiempo en el lugar equivocado. Luego miró su mano, mientras el pulgar de ella descansaba en el suyo y lo acariciaba con inercia pero con algo más. Volvió a mirar por la ventana y una canción empezó a sonar en su cabeza, una de esas con las que las buenas películas terminan, una de esas que te dicen "este es solo un extracto de la vida de los personajes". Sintió una calidez desconocida en su cuerpo, sentía cómo el color se apoderaba de su cuerpo y una sinfonía de emociones brotaban en forma espontánea.
Se miraban y sabían lo felices que estaban en ese momento.
Se miraban y no decían palabra alguna, sobraban.
Siguió escuchando esa canción por el resto del día...
Estaba en Santiago... Estaba con una canción en su cabeza... Estaba con su mano en la de él...
Estaba como siempre quiso estar...