Amor y trascendencia
De todos los móviles del ser humano, creo que hay dos que son los mas importantes: el poder y el amor; porque son los dos que apuntan hacia una de las necesidades espirituales más grandes del hombre, que es la trascendencia. Es por la trascendencia que el hombre forma una familia, tienes aspiraciones, porque busca darle perpetuidad a su paso por la tierra. Los hijos, son la continuación del hombre, es la sangre de la propia sangre. El éxito es lo mismo, es la obra del ser humano concretizada, llevada a cabo y es sinónimo de la capacidad del hombre para emprender y lograr un fin. En el fondo, esos son los argumentos que pavimentan el camino del hombre a la trascendencia.
El problema que tienen estos dos móviles, es que como ambos apuntan al mismo fin, tienden a confundirse, porque, a mi parecer, son excluyentes el uno del otro.
El móvil del poder, lleva al hombre a tener la falsa sensación de superioridad, y es ahí, cuando se deja de reconocer al resto como iguales, cuando se cometen las atrocidades de las que somos testigos a diario. Un hombre que deja de ver al resto como iguales, es capaz de tolerar una distribución desigual de recursos, es capaz de caer en faltas a la ética, es capaz de priorizar entre vidas que tienen un mismo valor. El camino del poder es sinónimo de ambición, es sinónimo de hacer lo que sea necesario con tal de llegar a una meta a expensas del resto, porque como no se ve a todos iguales, empieza a aparecer gente que es consideradada como dispensable en el camino y que por lo mismo no es necesaria.
Un camino de amor en cambio, nos sitúa a todos al mismo nivel por lo que todos son importantes para lograr la trascendencia que se pretende alcanzar. Un camino de amor no prioriza entre iguales, porque asi como el poder es un camino egoísta -porque el poder no se comparte- el amor se acompaña de altruísmo, entrega y solidadridad, porque el amor es contagioso. El amor es compartir.
El amor es lo que motivó a gente como Ghandi, a gente como muchos Santos, al mismísimo Jesucristo, y todos ellos trascendieron por la misma razón: por amor a sus iguales. Como ya dije, el amor es contagioso y de los pequeños guiños de entrega desinteresada, es que el amor pasa de una persona a otra. El problema es que estamos tan acostumbrados a no ver las cosas importantes, que ante nuestros ojos pasan muchas veces desapercibidos todos esos momentos en que el amor se hace presente y nos rodea, y desperdiciamos la oportunidad de recirbirlo y entregarlo para que el mundo se llene un poco más de amor.
El problema que tienen estos dos móviles, es que como ambos apuntan al mismo fin, tienden a confundirse, porque, a mi parecer, son excluyentes el uno del otro.
El móvil del poder, lleva al hombre a tener la falsa sensación de superioridad, y es ahí, cuando se deja de reconocer al resto como iguales, cuando se cometen las atrocidades de las que somos testigos a diario. Un hombre que deja de ver al resto como iguales, es capaz de tolerar una distribución desigual de recursos, es capaz de caer en faltas a la ética, es capaz de priorizar entre vidas que tienen un mismo valor. El camino del poder es sinónimo de ambición, es sinónimo de hacer lo que sea necesario con tal de llegar a una meta a expensas del resto, porque como no se ve a todos iguales, empieza a aparecer gente que es consideradada como dispensable en el camino y que por lo mismo no es necesaria.
Un camino de amor en cambio, nos sitúa a todos al mismo nivel por lo que todos son importantes para lograr la trascendencia que se pretende alcanzar. Un camino de amor no prioriza entre iguales, porque asi como el poder es un camino egoísta -porque el poder no se comparte- el amor se acompaña de altruísmo, entrega y solidadridad, porque el amor es contagioso. El amor es compartir.
El amor es lo que motivó a gente como Ghandi, a gente como muchos Santos, al mismísimo Jesucristo, y todos ellos trascendieron por la misma razón: por amor a sus iguales. Como ya dije, el amor es contagioso y de los pequeños guiños de entrega desinteresada, es que el amor pasa de una persona a otra. El problema es que estamos tan acostumbrados a no ver las cosas importantes, que ante nuestros ojos pasan muchas veces desapercibidos todos esos momentos en que el amor se hace presente y nos rodea, y desperdiciamos la oportunidad de recirbirlo y entregarlo para que el mundo se llene un poco más de amor.