Ventisca
Cuando la lluvia cae fuerte y cuesta tragar, aparece como la neblina. Cierro los ojos para ignorar el recuerdo, y la tormenta se vuelve ventisca cubriéndome de memorias fúnebres de lo que no fue. Con cada respiro la niebla se espesa y la yaga crece como si la piel la rasgara con un gancho.
Destripo los sentimientos polvorientos que algún dia saqué a ventilar, y que ahora crecieron y no caben en el baúl que me protegía de las inclemencias del tiempo.
Me busco a mi mismo en los fragmentos del espejo roto en el que algún día reflejare su rostro en el mío. Rompo el silencio gritando en voz baja para no destruir el incólume equilibrio que sostiene su rostro en mi memoria, que acompaña las noches insomnes y ralentiza las horas lánguidas cubiertas de incertidumbre y anestesiadas con dolor; dolor suave y sordo, suave porque no mata, y sordo porque no escucha ni obedece cuando le digo que se vaya junto con los recuerdos que aún caen como en las peores horas de una ventisca.
Destripo los sentimientos polvorientos que algún dia saqué a ventilar, y que ahora crecieron y no caben en el baúl que me protegía de las inclemencias del tiempo.
Me busco a mi mismo en los fragmentos del espejo roto en el que algún día reflejare su rostro en el mío. Rompo el silencio gritando en voz baja para no destruir el incólume equilibrio que sostiene su rostro en mi memoria, que acompaña las noches insomnes y ralentiza las horas lánguidas cubiertas de incertidumbre y anestesiadas con dolor; dolor suave y sordo, suave porque no mata, y sordo porque no escucha ni obedece cuando le digo que se vaya junto con los recuerdos que aún caen como en las peores horas de una ventisca.
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