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Miró por la ventana y vió postales repetidas, cosas clichés que no dicen nada nuevo y que sólo contienen un acervo de palabras ultra probadas que suenan coherentes.
Respiró hondo y sintió como el aire no pasaba prístino hacia sus pulmones, los que aún se encontraban estupefactos como si estuvieran momificados.
Prendió la radio y un locutor con voz desagradable hacía gala de su amplio vocabulario sin que lograre ser en lo absoluto carismático.
Pensó en aquello que le había quitado el sueño y no había sacado nada en limpio, salvo la sensación culposa y la marca indeleble de la inconsecuencia. Pero no le hizo sentir mal...
Pretendió hacer que las cosas seguían intactas, que el tiempo no había pasado y que era parte de una fotografía, sin tener el efecto que él hubiese querido. Las cosas que daban vueltas por su memoria chocaban erráticamente, generando angustia. Las cosas no están como debieran estar pero, realmente nunca han estado de otra forma de modo que eso, a estas alturas, da lo mismo.
Ignoró lo que subjetivamente había decididió ignorar de antemano, y se quedó con la satisfacción de saber el origen de tanta indiferencia aparentemente tan irracional. Nuevamente, y en forma subjetiva una vez más, seleccionó lo que quería escuchar corriendo el riesgo de no haber captado todo a cabalidad. Pensó en el punto de partida, en el punto de no retorno y el punto final; no sabía entre cuales estaba sin embargo, era un riesgo que el estaba dispuesto a asumir, no así fingir que la lluvia que cayó, lo hizo por karma, sino por una recóndita razón que algún mensaje subliminal posee y que espera por ser develado en uno de esos cómodos silencios que estan casi extintos.